Por qué será, que al recordar
primeros momentos se nos escapa un suspiro y una sonrisa.
Los primeros amigos que hicimos,
que creíamos que nos acompañarían toda la vida, y algunos se quedaron en el
camino.
La primera vez que cruzamos la
mirada con alguien y sentimos que jamás olvidaríamos el color de sus ojos.
La primera vez que pensamos que
habíamos encontrado nuestra media naranja. Esa sensación, tan preciosa, tan
maravillosa, que se extinguió mes a mes hasta que descubrimos que, realmente,
nuestra media naranja éramos nosotros mismos.
El primer beso, tan tierno, y con
esa la sonrisa de vuelta.
Las primeras y largas charlas por
teléfono con esa persona especial, esa que tal vez ni siquiera te dieras cuenta
de lo especial que era, y las sonrisas espontáneas, y los abrazos. Tal vez los
besos que no os llegasteis a dar, pero que te acompañan día tras día, como una
espinita clavada en el estómago, donde por primera vez sentiste mariposas. Y
vas buscando a una persona que te vuelva a causar esa sensación, a la
desesperada.
El primer corazón roto, cuando
descubriste que el mundo parecía acabarse, porque era tu media naranja. Ya
sabes, tú persona. ¡El amor de tu vida!
El primer olvido. Y todo el
sufrimiento que llevó atado.
La primera recuperación de mal de
amores. Pero no la última.
Cuando te diste cuenta de que
habías encontrado a tu mejor amiga, o a tu mejor amigo, y llegaste a comprender
que se puede querer a una persona casi, o tanto, como a quienes llevan tu
propia sangre.
La primera vez que te sentiste
que podías con todo, que lo entendías todo. Y resultó que no.
Y vuelta a empezar.
Aunque nos creamos que ya lo
conocemos todo, no es más que un espejismo. Pensamos que ya nada es nuevo, pero
es mentira. Todas y cada una de las vivencias que vamos a tener van a ser
diferentes, y primeras. No cometas el error de comparar con previas
circunstancias.
Limítate a vivirlas como si
fueran primeras veces, porque si no lo haces, no podrás hacer más que mirar
hacia el pasado y lamentarte, sin entender que el futuro es una caja de
sorpresas, y tan o incluso más emocionante.
Haz que cada primera vez cuente.
Si no, te arrepentirás toda la vida.
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