Al final tendremos corazones a
prueba de errores, a prueba de balas. Corazones que han sufrido demasiado y que
ya no se toman tan en serio el mal de amores. Corazones demasiado duros, ya que
una vez rotos, se arman con materiales menos endebles. Corazones que quisieron
y que ahora quieren, simplemente, no sufrir. Acaban anestesiados, pero esto no
significa que dejen de latir.
Y es que al final de la
corrida, el corazón acaba doliendo por amores que nos nublan la razón, que nos
congelan el cuerpo y nos queman el alma. Amores que nos hacen darnos cuenta de
que no todo tiene sentido, ni lógica, ni nada. Y por esa misma lógica ilógica,
¿no podríamos también dejar de sufrir?
No sé si es triste o locura, o
simplemente algo sensato, dejar de sufrir por algo que no puedes entender. Pero
por mucho que lo digamos, por mucho empeño que pongamos, acabaremos cayendo de
nuevo. Menos veces, es cierto. No nos dejaremos embaucar tan fácilmente,
sabemos lo que duele cuando acaba, si acaba.
Y es que al final lo que acaba
doliendo no son los corazones, sino las sin-razones. Será por eso, que el amor es el misterio
más bello que encierra el alma humana. Será que, a fin de cuentas, corazón se escribe con "sin", y no con "co".
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